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Observación

 

 

Observación

 

Datos de identificación

 

Materia

Instituciones educativas II

 

Observador

Lombardi Fernando

 

Lugar de la observación

Colectivo, línea 160 Maipú-Mendoza

 

Hora

(17:10 a 17:20)

 

Notas previas:

 Viajo a diario en el colectivo que va desde Maipú hasta la ciudad Mendoza. La observación que se describe a continuación fue hecha en el mismo, en horario de la tarde. He notado que la contaminación sonora en el colectivo en este horario aumenta considerablemente y opino que este incremento se debe a que la gente que viaja en él, se encuentra generalmente iniciando su segunda media jornada luego de haber descansado en la siesta, costumbre típica de la provincia. Por la energía recuperada en este descanso creo que la gente se encuentra con una mayor predisposición al diálogo a diferencia del horario nocturno, cuando regreso, en que se encuentran más cansados y por lo tanto, más silenciosos.    

Puse mi atención principalmente, en el corto lapso de tiempo en que transcurre la observación, sobre tres focos, por ser los de más fácil acceso al escuchar y los que me resultaron más llamativos para realizar la observación.

Descripción de la ubicación, estado y condición de los individuos objeto de la observación:

En el primer asiento, en el costado derecho, al lado del chofer se sienta regularmente un hombre de unos cuarenta años de edad aproximadamente (a). Como rasgo más representativo demuestra anomalías motrices evidentes por su dificultad para subir al colectivo, para caminar y un movimiento constante de la cabeza en péndulo, desde un hombro hasta el otro. Yo me encuentro ubicado en el centro del colectivo en la fila de asientos dobles. Delante de mí se encuentran dos mujeres (b), de las cuales habla solo una en abundancia mientras que la otra contesta de vez en cuando con una simple interjección  “hum”  “aja”  “a” etc. Es notorio el atisborramiento de cosméticos y la concentración de perfume presentes en la mujer que más habla mientras que la otra se presenta más natural. En los últimos asientos, un grupo de cuatro jóvenes sentados en fila (c) cuentan recientes historias que les han sucedido el fin de semana. Utilizan un tono de voz bastante elevado y un dialecto grosero propio de un gran número de adolescentes. Están sentados al parecer de manera muy cómoda, con las piernas estiradas que estorban el pasillo de salida del colectivo. Uno de ellos improvisa ritmos musicales golpeando con sus manos las chapas de la carrocería del micro.

 Análisis de la situación descripta: 

 Por las dificultades motrices y el movimiento constante de la cabeza, intuyo casi con seguridad que este individuo (a) padece alguna enfermedad de índole psíquica nerviosa. Su necesidad de viajar no responde a un destino determinado ya que en ocasiones lo he visto terminar el recorrido del micro y regresar nuevamente sin bajarse del mismo. Así mismo creo que no viaja por el placer o entretenimiento que le pueda causa el viaje en si, sino por una pasión o gusto por los vehículos y cosas relacionadas a ellos como la conducción; cuestión que infiero porque en el momento en que el chofer realiza algún cambio de marcha o al doblar en una esquina, deja de mover su cabeza para prestar especial atención al movimiento de los pedales, a la posición de la palanca o a la rotación del volante.

La mujer que habla sin interrupciones parece tener una gran necesidad de    propagar su ego y no rescata de ninguna manera a la persona que tiene al lado (b). Solo habla de logros que le ha proporcionado cierta prosperidad económica y se las arregla para contrastarse de una forma bastante capciosa, mediante preguntas retóricas, con su silenciosa interlocutora; que no alcanza ni siquiera a iniciar una respuesta.

Como es normal en los adolescentes que intentan forjar su identidad (c); creo que surge la necesidad de expresarse de una forma tan abierta e irruptiva. Que suele lindar con la violencia o la falta de respeto desde la perspectiva de los otros ocupantes  del servicio.

 Valoración personal

 Creo que es muy buena la predisposición por parte de los choferes al aceptar la compañía y compartir su lugar de trabajo con esta persona enferma (a) más aun si esta actividad ejerce algún tipo de efecto terapéutico o de relación social en el individuo.

   Opino que las dos mujeres ubicadas adelante de mi asiento (b) deberían reflexionar sobre el papel que juegan o la postura que cumplen en la relación que mantienen. Cual es el sentido y el fin que pueda brindarles esa comunicación que, en el papel de la mujer que solo escucha me resultó un tanto insoportable. La mujer que habla en demasía tiene que ponerse en el papel de sus interlocutores y al menos si no le interesa tal vez una opinión o mirada diferente de la suya, respetar la posibilidad de expresión de los demás.  Por debajo de estas conjeturas personalmente creo que si el papel, en este caso de la señora que escucha y en el caso del adolescente que improvisa un ritmo contra las chapas del colectivo, es el de algún tipo de abstracción. Es una muy buena posibilidad para traspasar momentos del día que nos resultan desagradables pero que son necesarios u obligatorios.

 Finalmente el grupo de jóvenes sentados en la última hilera de asientos debería tener en cuenta o conocer que hay otros medios más eficaces o más inteligentes para expresarse y demostrar su inconformidad o inquietudes como adolescentes. 

 

 

 

 

 

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